martes, 26 de junio de 2012

Porque el pueblo izó banderas comunistas en una instalación militar destituyeron a Lugo
El golpe en Paraguay es contra Unasur y contra Chávez
En Paraguay se gestaba un golpe institucional desde 2009, y en su momento lo denunciamos desde la Secretaría de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Venezuela (PCV), tras informes y comunicaciones mantenidas con nuestro homólogo paraguayo. Para entonces, los diputados golpistas de hoy tildaron nuestras declaraciones de “irresponsables”. En esa ocasión, querían vincular al Presidente paraguayo con el secuestro de un ganadero, con un supuesto ejército guerrillero y con una inexistente violación de la Constitución Nacional y el otrora vicepresidente Federico Franco afirmó que estaba “en condiciones de suceder a Lugo” Tras fracasar en su primer intento, se aprovecharon en 2012 de la sangre derramada por campesinos en Curuguaty, al luchar por las tierras que el dictador Alfredo Stroessner regaló a la burguesía y a terratenientes extranjeros. Los familiares de las víctimas se opusieron al juicio así como también el 67% de la población, como lo señala la encuesta de la Red de Ciudadan@s de Paraguay. Así sería el respaldo que recibieron desde el Norte, que ni siquiera se tomaron la molestia de respetar el debido proceso, aprobando contra la voluntad popular un juicio político en cuestión de minutos. Un golpe exprés, como el que fraguaron los medios contra Hugo Chávez en 2002, condenándolo en público por las muertes en Puente Llaguno. En el libelo acusatorio contra Lugo, hay un marcado anticomunismo toda vez que se le juzga también por permitir un acto político en una instalación militar donde se izaron banderas del Partido y la Juventud Comunista de ese país. No hay duda, la Casa Blanca reedita el Macartismo en su política exterior para América Latina. Su guerra es contra el socialismo. No es casual que este derrocamiento se produzca justo cuando Venezuela asume la conducción de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), en la figura de Alí Rodríguez Araque. Lanzaron una “papa caliente” para medir la fuerza de la izquierda progresista en el poder. ¿Es una advertencia? El caso Paraguay, no puede ser el mismo de Honduras, que bajo la institucionalidad panamericanista de la Organización de Estados Americanos (OEA), ha permanecido en total impunidad. Ahora más que nunca debemos unirnos para tomar acciones, movimientos sociales, organizaciones políticas y gobiernos de todos los países que integramos la Unasur, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Es el momento de dar una nueva lección a la derecha golpista latinoamericana y al imperialismo estadounidense que una vez más quiere pisotear a los pueblos que luchan por su independencia definitiva.

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