viernes, 30 de marzo de 2007

“NECESITAMOS MEDIOS PARA CONSTRUIR CONCIENCIA SOCIALISTA”


“DEBATE ABIERTO” EN EL CELARG:
“NECESITAMOS MEDIOS PARA CONSTRUIR CONCIENCIA SOCIALISTA”

· “Se requiere crear un nuevo sistema de medios al servicio de la construcción de la conciencia socialista en Venezuela, recuperar la señal que hasta el 27 de mayo utiliza RCTV es un paso adelante para ello”, manifiestan especialistas.

Caracas/ FDA. 30/03/07- “Es necesario superar el modelo, el sistema de medios que instauró el puntofijismo a través del pacto entre los medios comerciales y la clase política que gobernó a Venezuela durante 40 años, quienes instauraron una suerte de dictadura mediática para consolidar su hegemonía” señaló Modaira Rubio, periodista, ponente en el foro: “Democratización del espacio Radioeléctrico en la construcción del socialismo, caso RCTV”, realizado en al sala de Usos Múltiples del CELARG.
Las palabras de apertura estuvieron a cargo de Olga Camaré y de Tulio Monsalve, miembro de la Directiva del CELARG, quien señaló la importancia de discutir y debatir sobre este tema, pues los medios de comunicación que utilizan el espacio radioeléctrico que pertenece al pueblo venezolano, han actuado como el aparato ideológico de los valores del puntofijismo y es necesario superar este esquema.
Durante la discusión se recalcó la necesidad de la participación ciudadana en el proyecto de lo que será el nuevo canal, si debe estar en manos de las comunidades o del Estado, ya que Venezuela está dando un ejemplo al mundo de lo que significa el poder popular con esta decisión. “Sin duda sentaremos un precedente en América Latina. Ya en México, las ciudadanas y ciudadanos se plantean elevar su voz ante el eventual vencimiento de la concesión de Televisa para el año 2009. La gente debe participar en esa decisión, ¿qué hace el estado con el espacio radioeléctrico?, indicó Rubio
También intervino en el foro, Gersón Gómez, Director de la Oficina de Atención al Ciudadano, de la Presidencia de la República, quien sostuvo “la necesidad urgente de que el pueblo participe en determinar el destino de la nueva señal”.
Carolus Wimmer, presidente de la Fundación Debate Abierto, promotora de esta actividad, agradeció al CELARG; a su junta directiva y en especial a su presidente Roberto Hernández Montoya, la oportunidad de utilizar ese espacio para abrir un debate nacional necesario sobre un tema tan importante “Más que la decisión soberana de no renovar la concesión por parte del Estado venezolano, necesitamos profundizar sobre la creación de un sistema de medios para la creación de la conciencia socialista. Un sistema de medios que soporte el aparato ideológico del Estado socialista”.
En el acto se hizo presente el embajador de la República Socialista de Vietnam, Nguyen Van Tich, interesado en conocer la experiencia venezolana en este tema.
“Este es el primero de un ciclo de Foros que la Fundación Debate Abierto ha planteado para promover las ideas en torno al pensamiento político-ideológico, cultural, económico y científico del proceso de Revolución Socialista que acontece en Venezuela” concluyó Wimmer

lunes, 12 de marzo de 2007

“OPEP del Gas fortalecerá el ALBA en la región”

Diputado Carolus Wimmer:
“OPEP del Gas fortalecerá el ALBA en la región”

· En Jamaica se firmó un memoradum de entendimiento que constituye una acción concreta para la integración energética de nuestros pueblos
Caracas, FDA. 12/03/07- “La Organización Gasífera Sudamericana propuesta por el presidente Chávez, o la llamada “OPEP del Gas”, es un nuevo instrumento de progreso y desarrollo para una integración sustentada en la cooperación, la solidaridad y la complementariedad” señaló el diputado Carolus Wimmer, presidente de la Comisión de Energía y Minas del grupo venezolano al Parlamento Latinoamericano.
“La incursión de Bush en América Latina, es prueba del temor que siente la Casa Blanca ante la unidad de nuestros pueblos. Iniciativas como el ALBA, el Gran Gasoducto del Sur, la Universidad del Sur, el Banco del Sur y la iniciativa de una OPEP del gas, son acciones que van más allá de los acuerdos neoliberales como los TLC, y son hechos que nos reafirman que en la unión está la fuerza, el progreso, el desarrollo y la plena libertad”, puntualizó Wimmer.
“La coordinación de nuestros recursos, junto con otras potencias gasíferas de la región, como Bolivia y Argentina, ahora Jamaica, donde se conformó un Comité de Alto Nivel para la expansión de la infraestructura de gas no asociado en esa isla caribeña, nos permitirá optimizar su explotación y comercialización, para que así nuestros pueblos puedan gozar de los beneficios, evitando que las riquezas sean usurpadas y saqueadas por las potencias imperialistas”, acotó el diputado Wimmer

Integración Socialista

“La OPEP del gas y los acuerdos y acercamientos que el presidente Chávez ha firmado con sus homólogos latinoamericanos, constituyen un conjunto de herramientas para avanzar hacia una integración socialista y de carácter anti-imperialista, ese es el saldo político de la reciente gira presidencial”, destacó Wimmer.
“Mientras quien sí desperdició los recursos en su “paseo” por Latinoamérica fue George W. Bush, que se irá a casa con las manos vacías, sin un acuerdo comercial concreto, sino con promesas y propuestas ambiguas como la de los biocombustibles, cuyo costo ecológico y eficiencia está muy cuestionado en todo el mundo”, afirmó Wimmer.
“El ALBA plantea una integración social, humanista, centrada en el hombre y la mujer, en los pueblos, por ello decimos que la integración que plantea la diplomacia bolivariana es de carácter socialista”, finalizó el diputado al Parlatino por el PCV.

jueves, 8 de marzo de 2007

RECIBIMIENTO PARA GEORGE W.BUSH

RECIBIMIENTO PARA GEORGE W.BUSH
Modaira Rubio

Cow boy,
7 días con sus siete noches
tu ira recorrerá mi Patria
Tu afilada espuela
presta para herirnos
está desvencijada
Aún tienes tu rifle
pero aquí te esperamos
con las armas abiertas

Old clown, vete
Tu circo de la muerte terminó
tu fusil que viola
y que maltrata
no nos amedrenta

Viejo gavilán
Ave de rapiña
Te estamos esperando

Hasta los cocodrilos
que te besan las botas
se apartan de tu lado
El signo del fracaso te señala

Por donde pases
los rostros de esta tierra
te lo recordarán:
A pesar de ti
seguimos vivas
seguimos vivos
de pie
no de rodillas

Regresa cow boy
tu sonrisa
esa mueca macabra
con la que decides
quien vive, quien muere
se apagará

Ven muchacho,
nos reiremos de tí
pero no a tus espaldas

Hoy tú serás el circo, tú serás el payaso
Y nosotras y nosotros
veremos la función

George W. Bush
América Latina
es tu derrota

Caracas, 8 de Marzo de 2007

martes, 6 de marzo de 2007

LA TELEVISION: ¿TIENE ARREGLO?

Marcelo Colussi

"Los mass-media han ido creciendo hasta convertirse en una especie de nuevo medio ambiente creando una inversión que hace que para muchas personas ya no haya otra realidad relevante que la que produce la televisión"
Alexis Del Pozo


Una arma poderosísima

La televisión es uno de los inventos que más ha influido en la historia de la humanidad. Su importancia es tan grande -desproporcionadamente grande, podríamos decir- dado que influye en los cimientos mismos de la civilización: es la expresión máxima de los medios masivos de comunicación, por tanto es parte medular de la cultura. Lo es, de hecho, en forma cada vez más omnipresente, más avasallante. Sin temor a equivocarnos podemos decir que el siglo XXI será el siglo de la cultura de la imagen, de la pantalla, cultura que ya se entronizó en las pasadas décadas del siglo XX y que, tal como se ven las cosas, parece afianzarse cada vez con más fuerza sin posibilidad de retroceso. El “¡no piense, mire la pantalla!” parece haber llegado para quedarse.
Cuando la televisión se masificó se inició también el debate sobre si, por fin, este medio encarnaría el sueño de educación al alcance de toda la población, información veraz y objetiva sobre la realidad mundial, cultura para todos, programas de debate, aporte a las ciencias y a las artes. Pero ya con varias décadas de desarrollo parece que ninguno de estos ideales se ha realizado (quizá a través de ningún medio, pero con la televisión menos aún), no sólo porque a la mayor parte de la población no le interesan este tipo de inquietudes -sería un tanto superficial presentarlo así- sino fundamentalmente porque a quienes hacen televisión -o más aún: quienes la dirigen- parece importarles menos que a nadie. Como dijo Pablo Milanés: “el mal gusto está de moda”. Y se da ahí un círculo vicioso: ¿la gente consume basura mediática porque le dan eso, o es difícil (imposible) producir algo masivo durante 24 horas al día durante 365 días al año con altos niveles de calidad?
A medida que pasa el tiempo la televisión es más criticada pero, al mismo tiempo, más consumida. Prácticamente desde su aparición misma no fue un medio informativo y educativo sino que se constituyó en objeto de entretenimiento para terminar siendo el centro de todo hogar moderno. De la misma manera en que no se piensa dos veces si se compra una cocina o una cama cuando una pareja de recién casados estrena residencia o cuando un joven se independiza, tampoco se puede dejar de pensar en comprar un televisor. Este objeto se ha convertido en una parte esencial de la vida de todos los seres humanos, ricos y pobres, urbanos o rurales, varones o mujeres, jóvenes o adultos. Se calcula que actualmente están funcionando no menos de 2.000 millones de aparatos televisivos, y la tendencia es seguir creciendo.
La televisión construye un mundo virtual muy especial. La fuerza de las imágenes hace que a menudo reciban un estatus de realidad superior a la realidad misma. En las modernas sociedades masificadas, aglomerándose enormes cantidades de seres humanos pero estando paradójicamente muy separados unos de otros dados los patrones de individualismo y consumismo hedonista que el capitalismo ha impuesto, al mirar todas esas personas las mismas imágenes en forma simultánea, la televisión consigue ser el referente más potente de validación y estandarización de la realidad. El punto de partida para entender esto es la dificultad que el sistema nervioso en su conjunto tiene para distinguir las imágenes de la realidad de las imágenes virtuales o de representación de la realidad. Por eso lloramos viendo una película de ficción o nos emocionamos con los anuncios de bebidas. El cerebro ha ido evolucionando en los organismos más complejos, incluida la especie humana, basándose en la credulidad de lo que ve. Todo el mundo sabe que añadir una imagen a una noticia cualquiera le confiere un carácter de más veracidad. Las informaciones icónicas producen en el cerebro la sensación de ser algo intrínsecamente creíble. A lo largo de la evolución no ha sido necesario desarrollar la capacidad de discriminar las imágenes virtuales de las reales, puesto que las primeras no existían o eran poco relevantes (espejismos, reflejos en el agua). La aparición de la realidad virtual cambió la en muy buena medida la historia humana.
La memoria aún tiene más dificultades para distinguir la procedencia de las imágenes mentales que posee. ¿De dónde me viene la idea que tengo de la nieve viviendo en el trópico, de mi experiencia o de las películas que he visto? Y la idea de la Edad Media, ¿de mi imaginación, de los textos que he leído o de las imágenes que he visto? ¿Y la idea de un sindicalista? ¿La de los indígenas? ¿Y la de la guerra? ¿Cómo llegamos a los conceptos de los “buenos” y los “malos”? (los primeros, siempre blancos; los segundos: negros, indios, musulmanes). Lo repetimos: la televisión influye más sobre la humanidad que todo el arsenal nuclear. La televisión crea la realidad cultural en la que nos desenvolvemos, hoy día con más fuerza que la familia, las iglesias o la escuela formal. Según apreciaciones de la UNESCO, en muy pocas generaciones más el peso de la cultura virtual habrá desalojado la importancia de la escuela tradicional.
La dificultad para distinguir entre imágenes reales y virtuales, junto con el aislamiento social y la cantidad de tiempo dedicado a ver la televisión (en promedio: dos horas diarias un adulto y cuatro horas y media un niño) borra las fronteras entre realidad y ficción e invierte el referente para conocer quiénes somos, cómo es la realidad y cuál es el mundo deseable. Por supuesto, a los círculos que detentan el poder esto les viene como anillo al dedo. Por eso, seguramente, el crecimiento exponencial de la televisión como pocos, o ningún otro, avance científico del siglo XX.
Para mantener la atención, el negocio televisivo transforma todo lo que trata en espectáculo. El discurso político, el conocimiento, el conflicto, el temor, la muerte, la guerra, el sexo, la destrucción pasan a ser fundamentalmente espectáculo, comedia. El espectador es acostumbrado a ver el mundo sin actuar sobre él. Al separar la información de la ejecución, al contemplar un mundo mosaico en el que no se perciben las relaciones, se crea un estado de aturdimiento, indefensión y modorra en el que crece con facilidad la parálisis social.
Como tecnología de implantación de imágenes en el sistema nervioso central, la televisión permite hablar directamente al interior de la subjetividad de millones de personas y depositar en ella imágenes (que difícilmente se pueden modificar) capaces de lograr que la gente haga lo que de otra manera nunca hubiera pensado hacer. (No olvidemos la ley de Galbraith: “se publicita lo que no se necesita”). ¿Cómo conseguir suprimir las numerosas maneras diferentes de comer que había en los distintos territorios y culturas y sustituirlas (en una tercera parte del planeta) por unas hamburguesas de Mc Donald’s o un vaso de Coca-Cola? Sólo una tecnología como la televisión es capaz de lograrlo con la eficacia mostrada en el escaso margen de pocas generaciones, cosas que no logró ninguna iglesia ni ningún partido político. Aunque la televisión se inventó en los años 20 del pasado siglo, se desarrolló como tecnología de implantación masiva de imágenes coincidiendo con el período de mayor bonanza y acumulación capitalista tras la segunda guerra mundial, liderada por la gran potencia hegemónica: Estados Unidos.
En estos momentos es, ante todo, dos cosas: 1) vehículo de los grandes capitales para la promoción de sus productos, y 2) arma ideológica de control social implementada por los grandes factores de poder. Secundariamente existen otras posibilidades como medio educativo. El socialismo real o las propuestas alternativas para construir otro tipo de televisión, de momento no han logrado torcer mucho este rumbo. Arte, definitiva no es -eso está fuera de discusión-.
En términos generales se puede decir que la televisión, en todas partes del mundo, ofrece: 1) primeramente entretenimiento ramplón, barato, de muy poca profundidad estética (puede meterse ahí la mayoría de la programación, desde deportes a telenovelas, series estandarizadas o “reality shows”, musicales o dibujos animados, preparados cada uno según el público-objetivo buscado); 2) información, la mayor parte de las veces tendenciosa, haciendo del manejo de la noticia otro entretenimiento más; 3) sólo en un porcentaje infinitamente menor: materiales educativos para la reflexión, programas culturales o científicos, arte. En todos, sin dudas, hay una fuerte carga ideológica, en general mayor que la calidad estética.
La razón última de la televisión es vender publicidad; dicho en otros términos: obtener beneficios monetarios, y la razón última de acumular beneficios monetarios es concentrar poder. El “rating”, la medición de la teleaudiencia pasó a ser el elemento que guía todas las programaciones. Como alguien dijo mordazmente: “los programas son una excusa para presentar publicidad”.
Hoy día, ya con varias décadas de desarrollo, las televisoras más importantes del mundo son propiedad de las 100 compañías más grandes, que a su vez son las que más se anuncian en televisión. La ABC es propiedad de Disney Corporation, la NBC de General Electric, la CBS de Westinghouse, Antena 3 de Telefónica. CNN es una super empresa que cotiza en bolsa moviendo fortunas. Las cadenas públicas o se privatizan o se mimetizan con las privadas y en cualquier caso quienes las financian, en buena parte, son las mismas compañías. En la actualidad existen unos conglomerados industrial-financiero-mediático-políticos (véase el caso del magnate Berlusconi en Italia, Slim en México -el hombre más rico de Latinoamérica-, Cisneros en Venezuela -el segundo hombre más rico de Latinoamérica-) en los que resulta muy difícil saber quién controla a quién, la política a las finanzas o los medios de comunicación a ambas, pues son todo uno o hacia ello se encaminan. En este momento se están estableciendo contactos para una alianza entre News Corporation, Microsoft y General Motors. Como dijera inteligentemente alguien: “la prensa dejó de ser el cuarto poder. Ahora subió de categoría… ¡Y mucho!” Los modernos medios masivos de comunicación, y la televisión principalmente, marcan la agenda del mundo. El mundo es lo que la televisión muestra.
La cultura audiovisual que este entramado del poder ha ido creando invierte la evolución de lo sensible a lo inteligible, altera la relación entre entender y ver empobreciendo así la comprensión del mundo, atrofiando la capacidad de abstracción, y por tanto, de actuar sobre la realidad. La humanidad no es más tonta desde que ve televisión, sin dudas; pero es más manejable, tremendamente más manejable, más manipulable. Y lo peor de todo, sin que se dé cuenta de ello.
El video-dependiente término medio -es decir: cada vez más gente en el planeta- tiene menos sentido crítico que quien no depende casi exclusivamente de las imágenes como fuente de conocimiento, de quien lee y piensa. Según un estudio de la encuestadora Gallup, el 85 % de lo que un adulto medio urbano, no importando clase social, “piensa” hoy día, proviene de mensajes consumidos en la televisión. Y no podemos dejar de agregar que el 80 % de los mensajes audiovisuales que recorre el planeta se genera en Estados Unidos. Gran negocio, por cierto; y gran manipulación de las cabezas.
Es mucho menor el esfuerzo de ver que el de leer. Pensemos cómo es dejarse llevar por imágenes: se suceden unas a otras, el orden está fijado, se trata fragmentariamente cada tema y no hay espacio para reflexionar (es decir: para darle vueltas al asunto, para examinar el contexto global en que se produce un acontecimiento, integrarlo con otros aspectos de la realidad con los que interactúa, darse el tiempo para pensar en futuras acciones en relación al material recibido por los sentidos). Pero de todos modos es incorrecto achacar nuestros males y esta cultura “light” del “no piense y mire pasivamente” al avance tecnológico. Las nuevas tecnologías modelan las problemáticas y perfilan cambios en la constitución subjetiva, sin dudas; sin embargo el poder de creación, de innovar, de formar y participar en los procesos de transformación social sigue siendo exclusivamente responsabilidad nuestra, y como siempre el vínculo interpersonal es el factor determinante en el desarrollo y uso de las potenciales capacidades intelectuales. La tecnología nos condiciona, pero el proyecto antropológico de base es el que decide cómo y para qué se usa ella.
Por último, la “culpa” de los males del mundo no es de la televisión. También ella, como instrumento de enorme penetración, puede servir para otros fines: para ampliar nuestro conocimiento, para mejorar nuestra condición. También la televisión puede ser un arma liberadora. De todos modos, las experiencias conocidas hasta la fecha abren algunos interrogantes. El socialismo real no dio como resultado una producción televisiva excelente, aunque el recurso humano que generó ese sistema tenga una enorme preparación y una mayor amplitud de criterios. Muchas veces asistimos -y seguimos asistiendo- a programas de avanzada, programas -digámoslo así: de izquierda- que impulsa el campo popular, el campo progresista de la humanidad (canales televisivos comunitarios, espacios alternativos dentro del mundo capitalista) que no terminan de romper los moldes de cualquier televisión comercial tradicional. O, quizá peor: que no dejan de ser una propaganda ideológica pesada falta de creatividad, de chispa, y que pueden resultar igualmente soporíferos (o a veces más nocivos todavía).

Hacia una nueva televisión

¿Cómo hacer una televisión distinta a la que hasta ahora ha producido el campo de la empresa privada? Más aún: si profundizamos el análisis, viendo lo que hasta ahora ha generado la televisión en su conjunto (la comercial y muchas veces también la que se presenta como alternativa), se abre la pregunta: ¿es posible hacer una televisión mejor que la que existe? ¿Realmente tiene arreglo la televisión?
Sí y no. Primeramente hay que precisar de qué arreglo se trata. Si nos referimos a producir algo que vaya por fuera de los marcos comerciales, algo que supere el entretenimiento estúpido y que no sirva simplemente como distractor banal cargado con la ideología dominante en tanto arma de sujeción social, sí es posible. Pero es sumamente difícil. Como dijimos, la televisión es un fabuloso negocio manejado por grandes capitales, y cambiarlo desde dentro es imposible. Pero no obstante existen pequeñas islas donde es posible generar programaciones superadoras.
En alguna medida hay ya instalada una tendencia dentro de la televisión comercial masiva en la búsqueda de canales especializados que se dedican sólo a algún tema: canales científicos, canales de arte. Allí se da la posibilidad de producir cosas de mayor nivel sin caer en los simplismos superficiales de siempre; pero esa oferta es parcial. Son algunas islas dentro del mar de banalidades efectistas que siguen inundando la producción televisiva general. Por lejos, todavía, el gran público sigue consumiendo -por hábitos, por deformación ideológica difícil de transformar, simplemente porque es lo más fácil, etc.- deportes y telenovelas, enlatados estadounidenses estandarizados y dibujos animados estereotipados. Pero queda la pregunta: ¿se podría inundar la televisión de programas científicos y culturales? Sabiendo de la masividad absoluta de este medio en la vida moderna, sabiendo del lugar omnipotente que ocupa en la dinámica de la vida cotidiana, ¿es posible moverlo de su lugar de entretenimiento fácil?
La televisión pasó a ser “uno más de la familia”, una “cosa” tan importante en cualquier hogar, un ruido tan habitual en cada casa que pareciera imposible quitarla. ¿Se podría mantener una programación de alta calidad estética, de profundo contenido científico, transmisora de valores humanistas y llamando a la reflexión de cada tema de la vida durante las 24 horas del día? ¿Querría la población, toda la población -que es una suma de infinitas variedades de segmentos, de intereses, de gustos- ser uniformizada con programas “serios” todos los días del año? ¿Daría resultado una televisión así, o caería inmediatamente el “rating”? Una buena televisión, por supuesto, no es sinónimo de cosa aburrida, sólo para iniciados o para élites.
Tal como se fue construyendo la televisión en estas pocas décadas de existencia que tiene, hoy por hoy se ve muy difícil transformarla masivamente, de buenas a primeras, en algo distinto. No hay dudas que necesita cambios, muchos y profundos. ¿Quizá habría que reducir las horas diarias de emisión? Porque, ¿es posible mantener durante todo el tiempo real, las 24 horas de cada día durante todo el año, una alta calidad? ¿Es posible estar siempre reflexionando en actitud crítica, todo el tiempo? ¿Permite eso una pantalla ante la que, básicamente, quedamos atontados? La actitud crítica que abre la lectura, incluso la que permite el internet, también ante una pantalla, es una cosa; la instantaneidad de la imagen televisiva no parece ser similar. El que está sentado horas ante la pantalla chica no está allí para pasar todo ese tiempo mirando críticamente la realidad, analizando, o dejándose llevar por la belleza del cine-arte. Quizá la televisión, decepcionándonos un poco, aunque tiene una masividad extraordinaria, por su misma condición no va a ser nunca algo como la lectura.
El cine pudo llegar a ser un arte, un arte de gran vuelo, de altísima belleza estética y de profundidad reflexiva. Tengámoslo claro: sólo en algunos casos, por supuesto -la mayoría de las veces es simple mercadería simplista con infame mensaje ideológico-. Pero, al menos en un porcentaje de casos, si bien también comparte las características del poder fascinador de la imagen, pudo dar cosas superiores que la televisión. Claro está que el cine de mayor altura se ve circunstancialmente, un rato, lo poco que dura una película. ¿Podríamos mantenernos viendo cine de gran calidad durante todo el día? ¿Estaríamos dispuestos a ver sólo cine artístico de vuelo cuando comemos, cuando reposamos en la sala, cuando nos bañamos o hacemos el amor como se hace con la televisión? Seguramente no. Y eso ya nos marca los límites de la televisión: en tanto siga siendo esa presencia ubicua en cada casa, a veces con más de un televisor incluso -uno en cada habitación, en la cocina, en el baño…- no puede ser el instrumento crítico que se esperaba que fuera. A propósito: a nadie se le ocurriría decir que la televisión es una expresión artística. Es, en todo caso, un “entretenimiento”. Eso, quizá, ya nos marca un límite. La televisión no es cine, y mucho menos un texto a ser leído con actitud crítica.
¿Es posible construirla como instrumento crítico entonces?
Sí y no. Las formas mismas del circuito comunicacional en que se establece la televisión -recepción pasiva por excelencia- no lo facilitan. La masividad con que nos visita en nuestra intimidad, todo el tiempo, en todos lados, incluso fuera de nuestras casas, en salas de espera, en supermercados, bares, medios de transporte, etc., no facilita el ámbito reflexivo crítico. Más que un texto a leer se ha construido como un ruido de fondo, como parte del paisaje visual cotidiano. Ahora bien: los programas o las estaciones televisivas que se plantean como alternativas, aquellas que vienen por el campo de las izquierdas, de la actitud crítica y reflexiva, ¿consiguen una programación de mayor nivel?
Hay ahí un reto abierto, sin dudas. Un equívoco que hay que despejar rápidamente es que “mayor nivel” no significa propaganda panfletaria. Inundar la pantalla chica con consignas políticas no significa una mejor televisión. Significa, en todo caso, un uso ideológico de un medio en función de un proyecto social. Pero por supuesto que también eso corre el riesgo de terminar siendo uso abusivo, y por último dar como resultado un panfleto de baja calidad. El arte cuando pasa a ser simplemente apéndice de la política se transforma en un monstruo que no es ni arte ni política (pensemos en el realismo socialista del estalinismo por ejemplo).
¿Cómo hacer una televisión distinta?
Una vía, sin dudas, puede ser buscar una nueva forma que saque de la pasividad a la población usuaria. Dicho de otro modo: que la misma población participe en la realización de su programación, generando un verdadero circuito interactivo (“No vea televisión, hágala” es la consigna de algún canal comunitario). Pero hacer televisión no es sólo poner una cámara para capturar la realidad circundante. Ese realismo descarnado puede dar como resultado una copia testimonial, útil a veces, pero que si es repetida infinitamente termina también siendo cuestionable. La denuncia, por sí misma, vale; pero utilizada como única forma de expresión se puede constituir en un lamento poco creativo. Además de denunciar hay que proponer alternativas viables; y no debemos olvidar que en televisión hay que hacer cosas bellas que atrapen a la gente, que le gusten y le sirvan, la eduquen, le den posibilidades. Si no, haremos más de lo mismo. La “pornografía” de la pobreza tiene límites.
Retomando la pregunta inicial, entonces: ¿tiene arreglo la televisión? No podríamos responderlo en forma terminante. Quizá sí. La cuestión es que lo que conocemos como legado de las grandes compañías, el show mediático sensiblero o el partido de fútbol repetido hasta el hartazgo, no sirve a la población. Que hay que generar otra cosa, eso está fuera de discusión. El desafío de una nueva televisión está abierto, y seguramente los marcos de la empresa privada lucrativa no sirven para las alternativas. Hay que construir algo nuevo entonces, tal como sucede con el socialismo del siglo XXI: lo conocido debe ser cuestionado y se deben explorar nuevos caminos, siempre con sentido autocrítico. Pero sabiendo también que quizá la televisión, por su misma forma específica, tiene límites. Quizá, más modestamente, podríamos repensar por qué es necesario mantener una cultura de la imagen sobre una cultura de la lectura, de la palabra, de la reflexión. ¿Es inevitable ver televisión todo el día?

Revista Debate Abierto

La Primera Revista Venezolana para la Reflexión y Discusión.
Premio Nacional del Libro 2004 Mención Honorífica como mejor Libros sobre el Proceso Revolucionario Venezolano en la Región Capital
Hacia su décimo aniversario
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Un Bush humillado y débil desanda la América Latina

Carolus Wimmer*

Como la sombra de lo que "pudo ser y no fue", un Bush humillado y débil desandará durante 7 días la América Latina, en busca de aquel patio trasero que una vez estuvo tan seguro para la Casa Blanca.En su primer mandato, Bush dio por sentado que nada cambiaría desde el Cabo de Hornos hasta la frontera mexicana, y por ello, aseguró la entrada en vigencia del ALCA para el 1/1 de 2005, y se olvidó casi por completo de América Latina desde el 11-S, cuando inició su "cruzada personal contra la amenaza terrorista" echando mano, paradójicamente, a una política exterior basada en el terrorismo de Estado.El retroceso en las negociaciones del ALCA, iniciadas en la década de los 90 con los gobiernos lacayos de la región para ese entonces, impidieron su instauración para la fecha prevista y las constantes derrotas diplomáticas y políticas que ha sufrido el imperialismo, alertaron a los asesores y sugirieron esta "gira", tras nuevos nombramientos administrativos, Negroponte, entre otros, resucitando viejos fantasmas de la guerra fría y la lucha contra el "enemigo oculto" que desplegó una política de terror y genocidio en el continente desde los años 70.Lamentamos que Bush inicie el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, su "penitencia" por la América Latina, pues son las mujeres latinoamericanas las que han visto morir a sus hijas e hijos en las guerras, las masacres, con las políticas de hambre y miseria que ha impuesto el imperialismo norteamericano en la región.Hemos cambiado. Es la primera vez en casi un siglo, que la Casa Blanca no tiene a un "presidenciable" definido en la América Latina. En México, Guatemala y Colombia, 3 gobiernos incondicionales con Washington, el clima político no es favorable para su visita. Existe un fuerte sentimiento antiimperialista y antinorteamericano en los pueblos. Nadie quiere retratarse con un político cuyo liderazgo está desgastado, según una encuesta de medios norteamericanos su popularidad ha caído en un 28%, su vicepresidente no será candidato a la presidencia y el congreso está en su contra. En México, tras el fraude electoral cometido con su visto bueno, la estabilidad democrática del gobierno de Calderón está debilitándose a pasos agigantados. En Guatemala, recientes elecciones señalan que la población votaría por un candidato o candidata indígena, que no esté ligado a las viejas clases políticas. En Colombia, arrecia la violencia del Estado contra la población. Se acabaron los clones de Vicente Fox. Quizás el tema de la inmigración y la seguridad fronteriza que tratará con México sea lo de mayor provecho para su visita.Brasil y Uruguay tienen los gobiernos progresistas de Lula y Tavaré Vásquez. El 1 de julio expiran los "superpoderes" que le otorgó el antiguo Congreso a Bush para negociar los "minialquitas. Este Congreso no parece querer renovárselos debido a su fracaso. Y los presidentes lo saben. La popularidad de Bush especialmente en Brasil y Uruguay es bajísima, por ello imaginamos que para los presidentes no será saludable "pasearse" demasiado con él. Millones de personas, hombres, mujeres, niñas y niños, se movilizarán para repudiar su presencia.Viene a dividir pero sus acciones no resultarán. En Brasil buscan debilitar al MERCOSUR, crear una "OPEP del Etanol" e impulsar un liderazgo de Lula en contraposición al presidente Chávez. A Uruguay pretende aislarlo del MERCOSUR con tratados bilaterales. Con Colombia piensa afianzar un contrapeso a nuestro gobierno y a la vez consolidar un liderazgo andino. En relación con Guatemala busca fortalecer un pilar en contra de la victoria y liderazgo del Presidente Daniel Ortega y de igual forma preparar acciones ante un frente indígena unido para evitar el ejemplo boliviano. Por último, en lo concerniente a México, busca reafirmar su posición como socio menos favorecido del NAFTA. Pero los gobiernos y los pueblos conocen que vino a jugarse su última carta aunque ya perdió el juego. Habrá que esperar a los próximos negociadores.La visita del presidente Bush nos deja en claro que el imperialismo sigue pretendiendo afincar sus garras en nuestras tierras y corazones, que las victorias hasta el momento alcanzadas, son el inicio de un arduo camino y que no debemos confiarnos con nuestros avances, porque el enemigo siempre buscará grietas por donde dividirnos y someternos. La lucha es larga y ardua y sólo unidos garantizamos la victoria.Bush viene como un perro herido a buscar lealtad en un Continente que ha cambiado, que quiere unirse bajo la propuesta del proyecto de integración bolivariano, ALBA, y eso está evidenciado con el acercamiento de Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas, a través de los memorandos de entendimiento que firmaron sus respectivos primeros ministros con nuestro gobierno de manera reciente.Los tiempos del ALCA ya pasaron y los tiempos de los TLC están destinados a culminar. Los TLC incentivan la competencia, el egoísmo, el individualismo y el rencor entre los hermanos. El ALBA cultiva la solidaridad, el amor, la complementariedad, la cooperación y la integración.Hemos dado un gran salto hacia la patria grande con el acuerdo firmado entre Venezuela y Argentina, que da pie a la creación del Banco del Sur.Ante el actual escenario global se necesita una integración social, armónica, popular, equitativa y justa entre nuestros países, un trabajo conjunto y complementario, para poder derrotar al imperialismo y a su política económica: el neoliberalismo. Y los pueblos han manifestado su intención de seguir ese rumbo.FUERA BUSH DE AMÉRICA LATINA.(*)Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Venezuela
Diputado del Parlamento Latinoamericanomodairar@gmail.com