miércoles, 15 de agosto de 2007

El PCV puede ayudar a no repetir errores



Por: Vladimir Villegas
Fecha de publicación: 14/08/07 en www.aporrea.org


El pasado 8 de agosto se cumplieron 70 años de la primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Venezuela, una fecha de obligada referencia a la hora de escribir la historia de las luchas de nuestro pueblo por una sociedad más justa.

Ya para esa fecha se habían fundado numerosas células comunistas en Venezuela, cuando toda actividad política que implicara la defensa de la ideología marxista-leninista estaba totalmente prohibida. Es de recordar en estas efemérides a Gustavo Machado, quien, a sabiendas del riesgo que corría, se atrevió a exclamar en público, en tiempos de la feroz dictadura de Juan Vicente Gómez, una frase que implicaba exponerse a 20 años de cárcel: “Yo soy comunista“.

Este encuentro, realizado clandestinamente en la casa de un viejo militante comunista llamado Víctor Paiva, fue en la práctica el evento fundacional del decano de los partidos políticos venezolanos, una organización en la cual militaron, en distintos períodos de su vida, importantes figuras de la política nacional y miles de luchadores anónimos que sufrieron cárceles, persecuciones, exilios y tortura por el hecho de compartir el sueño de una revolución encabezada por obreros y campesinos, y que iniciara el proceso de construcción del socialismo en Venezuela.

A pesar de que entre sus fundadores y cuadros dirigentes de primera línea figuraban hombres venidos de capas sociales no proletarias, como Gustavo, su hermano Eduardo Machado, Eduardo Gallegos Mancera, Juan Bautista Fuenmayor, entre otros, el PCV ha sido un partido obrero y popular. En su seno se formaron dirigentes obreros como Jesús Faría, Pedro Ortega Díaz, Manuel Taborda, Virgilio Oropeza, Cruz Villegas, Eloy Torres, Eumelia Hernández, Carlos Arturo Pardo y otros tantos que contribuyeron a formar el movimiento sindical venezolano.

En su larga historia, el PCV ha escrito páginas heroicas en la lucha contra las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez, y también durante los difíciles años sesenta, cuando se cometieron grandes errores en medio de la represión betancourista. Tal vez todavía no se ha culminado el balance de este período, pero la decisión de ir a la lucha armada aisló al PCV de los sectores sociales obreros, campesinos e intelectuales, entre los cuales tenía gran influencia.

Pero el objetivo de estas líneas no es el de detenernos en los distintos pasajes de la historia de esa organización de la cual formé parte durante unos cuantos años, sino reconocer el aporte que los comunistas han hecho no sólo a construcción de la democracia en Venezuela, sino a la defensa de la soberanía nacional y a la reivindicación de los trabajadores como factor de vanguardia en el cambio social.

A pesar de las divisiones que lo afectaron, del sectarismo que en ocasiones lo afectó, la actuación del PCV a lo largo de su historia lo hace merecedor, en mi opinión, del reconocimiento nacional.

Creo que si alguna fuerza política revolucionaria tiene conocimiento de causa de los errores que se cometieron durante la construcción de diversas experiencias socialistas en el mundo, esa es precisamente el PCV. Y es mucho lo que podría decir sobre lo que no debe reivindicarse del llamado socialismo real. Allí incluyo a quienes han pasado del PCV a las filas del PSUV.

El viejo Jerónimo Carrera, estudioso del marxismo y hombre tan crítico como necesario, actual presidente del PCV, es una voz que debe ser escuchada por todo el que reivindique el socialismo como alternativa para Venezuela. Tal vez no estemos de acuerdo con todas sus posturas, pero sus vivencias, sus conocimientos sobre la experiencia acumulada por el movimiento revolucionario internacional, pueden ayudarnos a no repetir errores. Y en la persona de Jerónimo, hombre ajeno a reclamar homenajes, rendimos tributo a esa escuela de revolucionarios que ha sido el PCV.

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