jueves, 30 de mayo de 2013

¿Venezuela en una máquina del tiempo?

Por Modaira Rubio /Tribuna Popular – OPINIÓN.- Para entender lo que pasa en Venezuela ahora – con el supuesto problema del desabastecimiento, la escasez- hay que revisar lo que sucedió en los países del bloque socialista o en Chile del 73, nos advierte la investigadora en Comunicación social y catedrática Olga Dragnic. Y tiene toda la razón. Sólo bastaría con echar un vistazo a la historia e introducirse en la “máquina del tiempo”. Las tácticas son las mismas de la Guerra Fría y el propósito idéntico: acabar con el socialismo. En la Venezuela Bolivariana, no hay hambre. La nación recibirá el próximo 16 de junio, en Roma, un reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) por haber cumplido de manera anticipada la meta propuesta por la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en 1996, donde se estableció reducir a la mitad el número de personas desnutridas en cada país antes del año 2015. Recientemente lo afirmó el presidente Nicolás Maduro, “manejamos los datos del hambre en el mundo. 800 millones de personas tienen hambre; 49 millones de personas en América Latina y el Caribe, pero ninguna es venezolana”. Cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), señalan que cada venezolano y venezolana se alimenta de 3 a 4 veces al día. Sin embargo, titulares en la prensa internacional hablan de “crisis alimentaria”, “desabastecimiento”, “escasez de alimentos”, y las fotos de anaqueles vacíos en supermercados venezolanos recorren el planeta. El “castro-comunismo-chavista” hace que la gente padezca en largas colas por un pedazo de pan. La guerra psicológica que denunció el Gobierno Bolivariano durante la campaña negra que se hizo sobre la salud del presidente Chávez para generar zozobra en la población, continúa. Contra el Comandante Chávez fueron 14 años de guerra mediática continuada, desde que lanzó su candidatura hasta su fallecimiento. Y el pueblo no les creyó. Votó una y otra vez por el proyecto de Hugo Chávez: socialista, antimperialista, anticapitalista. Con la desaparición física del Comandante Chávez, la burguesía importadora arremete contra el pueblo. “No hay papel higiénico, ni toallas sanitarias, ni pollo, ni carne, ni jabón, ni harina de maíz”, dicen constantemente los noticieros. Las cadenas de supermercados alegan que “no tienen dólares para importar” y achacan al Gobierno ineficiencia en la asignación de divisas, corrupción y negligencia. Pero aun así, sólo se consiguen artículos importados en los anaqueles. Sólo por dar un ejemplo, en las tiendas no se encuentra aceite de maíz que se utiliza para cocinar normalmente y se produce en el país, pero sí hay aceite de oliva que se trae del Líbano, Italia, España y Portugal, antes también de Siria, y cuesta dos o tres veces más caro. Los mismos dólares que no se consiguen para la importación de alimentos, son los mismos que traen a granel accesorios de moda y de diseño, ropa de marca, perfumes y cualquier cantidad de artículos de lujo. Si no lo cree, asómese a las páginas de casa de diseño reconocidas y observe las “promociones para el día del padre”, donde encontrará oferta de bolígrafos, corbatas, camisas de último modelo, en su publicidad para Venezuela. ¿Cómo puede ser esta crisis entonces? ¿No hay harina de maíz o de trigo pero hay plumas fuente con bordes de plata para regalar este Día del padre? La respuesta es sencilla. Y es política. Aumentó el poder adquisitivo y de consumo de alimentos en la población en estos últimos 14 años de Revolución Bolivariana, no así la capacidad de producción de alimentos por parte del Estado. La capacidad de producción instalada es fundamentalmente privada. No en vano uno de los puntos del II Plan Socialista Simón Bolívar 2013-2019, presentado por Chávez en octubre de 2012 y ratificado por Nicolás Maduro en abril de 2013, como Programa de Gobierno, señala la necesidad de aumentar la capacidad productiva para garantizar la soberanía alimentaria de la nación, puesta en riesgo por la desindustrialización que produjo el rentismo petrolero. El Gobierno Bolivariano entonces, debió sentarse a dialogar con representantes de la empresa privada, algunos conductores de grandes monopolios, como las Empresas Polar, para establecer una hoja de ruta y solucionar de manera inmediata la falta de algunos rubros específicos, que si bien no son prioritarios, forman parte de la dieta típica del venezolano. La empresa privada aliada de la burguesía pro imperialista juega al desgaste del presidente Maduro, para adelantar la solicitud de un revocatorio. Según datos oficiales, el acaparamiento produce el 95% del desabastecimiento, sin contar la producción que se desvía ilegalmente a Colombia, o la baja en la producción con fines desestabilizadores. Un estudio realizado por economistas marxistas, señala que el aparato productivo privado y el sector comercial venezolano, compuesto por cerca de unos 7.000 establecimientos, solicitan anualmente al Estado más de 40 mil millones de dólares para la importación de bienes y servicios, pero sólo logran exportar 3 mil millones de dólares y la productividad de sus plantas opera al 30% de su capacidad. La burguesía parasitaria utiliza este perverso mecanismo como un arma para obligar al Estado a otorgarle más divisas a precio subsidiado y luego especular en el mercado paralelo a cambio de importar “chucherías”. El Gobierno Bolivariano cuenta con grandes aliados para superar estas tensiones. Uno de ellos lo tiene en la cooperación internacional con países que son grandes productores de alimentos en la región, como Argentina, Brasil y Uruguay; la Red de Mercal y PDVAL, que son programas alimentarios creados por el Comandante Chávez, para frenar este tipo de saboteo con los que también se inició el golpe de 2002; la existencia de pequeños y medianos productores que no pueden competir con los monopolios pero están dispuestos a colaborar con el Estado; la voluntad política de iniciar correctivos en la instituciones y empresas que no marchan de manera eficiente. En Chile del 73, las señoras que tocaban sus cacerolas contra el gobierno socialista de Salvador Allende se quejaban porque no se conseguía leche condensada (azucarada); la leyenda negra de los países socialistas asegura que las jóvenes checas se prostituían por medias de seda y jeans. La Venezuela chavista parece que no desaparecerá por falta de dentífrico. Aunque la operación imperialista apunta a un “golpe permanente”, se necesitará más que un rollo de papel higiénico para borrar los logros de más de una década de proyecto socialista. Por ahora, la gente opta por volver a las prácticas ancestrales. Si no hay harina precocida y tratada con químicos, las arepas se hacen con maíz “pelao” como en los tiempos de nuestras abuelas

1 comentario:

Unknown dijo...

TODO ESTO ES CIERTO CAMARADA LA BURGUESÍA PARASITARIA CONJUNTAMENTE CON LA DERECHA ENDOGENA ESTÁN MONTADO EN TODO ESTO EN VEZ DE UNA GUERRA ECONÓMICA ES UN GOLPE ECONÓMICO BIEN LO SEÑALO EL PRESIDENTE MADURO HAY QUE VISIVILIZAR AL ENEMIGO ESTOS SON FEDECAMARAS CONSECOMERCIO VENACHAN Y EL IMPERIO NORTEAMERICANO NO HAY DUDAS ES EL MISMO LIBRETO CON LOS MISMOS ACTORES